lunes, 22 de mayo de 2017

Cuán afortunado eres...

Hace tiempo leí este informe que anda pululando por estos mundos de las redes y que contiene algunos datos que nos invita a que hagamos alguna reflexión cuanto menos.
El informe sucintamente explica...

"Si pudiésemos reducir la problación de la Tierra a una pequeña aldea de 100 habitantes, manteniendo las proporciones existentes en al actualidad sacaríamos las siguientes conclusiones:
Habrían:
57 asiáticos, 21 Europeos, 8 Africanos y 4 Americanos (norte y sur).
52 mujeres, 48 hombres; 30 de color blanco y 70 no blancos;
70 No cristianos y 30 cristianos; 89 Heterosexuales y 11 homosexuales.
6 personas poseerían el 59% de la riqueza de toda la aldea y los 6 serían Norteamericanos.
80 personas vivirían en condiciones infrahumanas.
70 personas no sabrían leer.
50 personas tendrían desnutrición.
1 persona estaría a punto de morir.
1 bebé a punto de nacer.
1 solo tendría educación universitaria.
1 solo tendría ordenador."

Después de leer con atención este informe, se me antojan algunas reflexiones:

1- Si te has levantado esta mañana con más salud que enfermedad, entonces eres más afortunado que los millones de personas que morirán esta semana.

2- Si nunca has experimentado los peligros de la guerra, la soledad de estar encarcelado, la agonía de ser torturado o las punzadas de la inanición en tu estomago, entonces estás por delante de 500 millones de personas.

3- Si tienes comida en la nevera, ropa en el armario, un techo sobre tu cabeza y un lugar donde dormir, eres más rico que el 75% de la población mundial.

4- Si guardas dinero en el banco, en tu cartera y tienes algunas monedas en la mesita de noche... ya estás entre el 8% más rico de este mundo. Piensa que un considerable número de millones de personas vivien con 1€ para todo el día y todas las necesidades.

5- Si tus padres vivien y están casados eres una de las personas RARAS de este planeta.

6- Y si eres capaz de leer al menos una sencilla frase, eres más afortunado que los 2 mil millones de personas en el mundo que no saben leer.

¿Crees que merece la pena dedicar ahora unos minutos a reflexionar en, quizás, lo afortunado que eres y lo ilógico que son muchas de nuestras quejas y reivindicaciones?

sábado, 20 de mayo de 2017

¿Qué es lo 'correcto'?


¿Qué es lo 'correcto'?
¿Un 'decálogo' de intenciones de aquel o aquella que sesudamente un buen día se levantó con el ánimo de arreglarle la vida a los vecinos de este crucero llamado tierra?
Después de vagar y penar por multitud de escenarios, con los años, y sobre todo los palos que enseñan como el mejor maestro,  pienso que lo 'correcto' no es otra cosa que aquello que te aporta felicidad, lo que te hace feliz.

La mayoría de normas no escritas y muchas también de las escritas son arbitrarias; no son otra cosa que el mecanismo por el que quien o quienes las hicieron buscaron el mismo fin: ser feliz a costa de lo que sea y de quién sea.

¿Por que no valen las mías, las tuyas también, si consiguen el mismo fin, sin perjudicar a otros?
Aunque este es un debate para una buena sobremesa, como poco, hay que tener claras las ideas y busca aquello que te lleve a tu puerto, en una palabra, felicidad. Porque cualquier cosa que hacemos, pensamos o decidimos hacer en esta vida no es más que un intento, demasiadas veces frustrado, de conseguir el único estado en el que el hombre realmente puede sentir lo que es ser humano, la felicidad. Me da igual los triunfos, los laureles; lo que no te hace feliz vale muy poco, acaso nada.  

Claro está que como dijo Seneca: 'Si no sabes hacia qué puerto zarpa tu barco, ningún viento te será favorable'. Y es que en demasiadas ocasiones, muy posiblemente entrampados por la excesiva juventud o no - porque hay quién no aprende ni con cien años que viviera-, nos envalentonamos a navegar en que en más de una ocasión nos han hecho naufragar, sobre todo por no tener claro un horizonte que perseguir. 

Lo que tengo claro es que yo, que he naufragado en demasiadas ocasiones para creerme un buen capitán de barco, si acaso un mediocre grumete, empiezo a tener claro ese manido término de lo 'correcto'; cada día más, a pesar de no pocas desaprobaciones de muchos de los que me rodean y estoy resuelto a llevar a cabo este humilde barco que me transporta desde el día en que nací haciendo lo 'correcto' pidiendo solo una cosa: respeto a mi corrección porque no voy tratando de inculcar a nadie lo que tiene que ser esto o lo otro en ningún ámbito de la vida privada, pública, cultural o de cualquier tipo.

Por eso, quien no te respete... ¡Que navegue por otros mares!

martes, 16 de mayo de 2017

"EL QUE MUCHO HABLA, MUCHO YERRA..."


"El que mucho habla, mucho yerra. El que es sabio refrena su lengua" decía Salomón en sus proverbios.

Y la verdad que visto lo visto, y a medida que cumplo más años, me llama poderosamente la atención con que facilidad aprende el ser humano a hablar en apenas dos años y, sin embargo, cómo le hace falta una vida entera para hacerlo con buen juicio, empatía, amor y serenidad - si acaso es capaz de conseguirlo - algo tan sencillo pero que se vuelve enormemente complejo para una ingente cantidad de individuos e individuas de esta mísera y engreída especie llamada ser humano. 

Con la misma boca y la misma lengua algunos ejemplares son capaces de declamar los más hermosos poemas y, a su vez, las basuras más detestables, todo en el mismo envase, en el mismo ser.

Uno de los escritores bíblicos, Santiago apóstol, hablando de la lengua, escribió con enorme acierto... "con cuan pequeño fuego arde tan grande bosque" (Santiago 3:1-8) y es que ese apéndice tan pequeño es capaz de sacar al universo todo un mundo de belleza, de palabras entretejidas con amor, de articular fonemas con asombrosos resultados que deleiten a miles, millones de criaturas y, sin embargo, al mismo tiempo es capaz de ser origen de una inagotable fuente de dolor y convertirse en un látigo dañino que vierta suciedad y mentiras a diestro y siniestro con la misma facilidad que se cambia un grifo de casa del agua fría al agua caliente.

Es, cuanto menos, para meditar solo 'un poquito' cada día - sí, hombre, que no hace daño - y nos preguntemos ¿Qué empleo estoy dando a mi habla, a mi lengua? Es una necesidad apremiante porque la mentira, la injuria, la falsedad, el insulto, el chisme, la calumnia, son costumbres que están más que instaladas en esta sociedad en que vivimos y no por un estamento supranacional que lo haya legislado así, que va, sino por ti y por mí, por cada uno de nosotros que lo hacemos con el uso de nuestra lengua diaria, cotidiana, para bien, o para mal. 

La piedra está en tu tejado; aunque te empecines en pensar y declarar lo contrario... lo está.  


  Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON...                                                                                                               ...