lunes, 24 de julio de 2017

AMICITIA ET ALIA FABULIS
(De la amistad y otros mitos) 



- Quizás sea yo, me decía el otro día mi buen 'amigo' Cándido. 

Verás, intento hacer un nuevo amigo o amiga, me abro, me doy sin esperar nada, pongo toda la carne en el asador, abro puertas -humildes pero puertas al fin y al cabo-, ¡vamos! como entiendo ha de ser la amistad sin más apellidos; pero, a la primera de cambio, y a la segunda y a la tercera... me siento obviado, olvidado, como la sombra fresca en un día tórrido de verano que la anhelas encontrar y cuando la encuentras y pasas el momento del sofoco, dejas atrás para olvidarla para siempre sin recordar de la utilidad que te fue en el momento de la necesidad.

- Te entiendo, no sabes cómo, le dije. 

- Y - prosiguió - aunque ya no espero nada de nadie, me duele, aunque he de confesar que cada vez menos asumir que no se percaten que también tengo mi corazoncito. Cuando hay para repartir, añadía, siempre hay otro/s/ u otra/s, o un interés que compensar o buscar, o un trato para cerrar mejor que el solo dar 'per sé' porque tu humilde dar le/s sirve/n para poco. 
El caso es que, honestamente, no quiero ser el primero, ni el segundo... ni el décimo, es más, no me muevo por ser/estar mejor que nadie, a estar alturas eso ya me da igual - si es que alguna vez me importó -, pero a veces, y digo bien solo a veces, no puedo evitar que me ataque ese poquito de egoísmo, que no egotismo de ese que abunda a raudales, que me susurra al oído: "no estaría mal alguna vez las migas de la mesa de los señores de la que se alimentan los perritos" (Mateo 15:26-27)... pues ni eso. 
- Ay, querido Cándido, yo, por si te sirve de consuelo, que ya vengo a vueltas de todo, me he visto reflejado en esto que me cuentas más de una vez. Sabes Cándido, sobre este tema tengo una única certeza: la amistad es un mito, un valor manoseado y ajado hasta niveles estratosféricos que perdió hace mucho, si es que lo tuvo algún día, la bondad que su definición entraña.

- Lo sé, lo sé, y sé que lo que se estila es el 'quid pro quo' que no digo que esté mal y que no lleva a engaño a nadie; pero el dar sin esperar, ese amor 'fileo' y ese amor 'agape' ya no tienen valor ¡qué va! Posiblemente es que muchos ni sepan lo que el término entraña cuando lo vierten. El esfuerzo, la empatía, el amor y la bondad sin viciarlo con ideas mercantiles, hoy en día se me antojan difícil de ver; es más, usarlo en sus verdaderas magnitudes humanas con quien sea no pocas veces se convierte en 'lavarle la cara a un burro', que decía aquel, al final te llevas seguro de vuelta una coz. 

- Por eso tal vez, Cándido, tengas que ir, como yo hago desde hace tiempo, y lo digo con desazón no creas, con el farol de Diógenes, a quien cada día entiendo más, y renunciar a los favores de los mismísimos 'Alejandros Magnos' como él hizo que despreció cualquier favor por recibir a cambio el calor y la luz del sol, esas que nunca fallan. 

- La verdad es que ganas no le falta a uno; aunque, después de todo, siempre está aquello que te decía al principio: - "quizás sea yo..."  



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