viernes, 17 de junio de 2022

 

Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON...
                                                                                            (REFLEXIÓN TRASNOCHADA)
                                                                                          

Hay veces que la vida te pone un manjar exquisito tan cerca, que su olor te embriaga y su sabor te hace la boca agua…; después pasa por delante pero continúa su camino. Te deja peor que estabas antes de conocer la ambrosía.
Bécquer seguramente lo describió pensando en Julia Espín con estas palabras...
"Es mi vida un erial,
flor que toco se deshoja,
Que en mi camino fatal
Alguien va sembrando el mal
para que yo lo recoja"
La vida de Bécquer es un ejemplo de ello y, sin embargo, lejos de caer en la cotidianidad, hoy leemos los más maravillosos poemas de amor salidos de sus amores, desamores, frustraciones, pasiones, añoranzas, desvelos, al margen de la realidad de su vida diaria (aunque haya algún que otro sesudo estudioso que piensen que fue un gran fingidor; yo no lo creo por lo que he estudiado y leído sobre él).
Hay días que te llegas a sentir así porque llevas las expectativas más allá de lo que habías imaginado, soñado y ya sabemos lo que bien dijo Calderón en boca de Segismundo... "Los sueños..., pues eso, sueños son"
A pesar de todo, no dejes que la realidad que puede ser dura, muy dura a veces y más de lo que puiere parecer, acabe con tu mundo interior; déjalo salir libre y que vuele en el maravilloso cielo estrellado de la poesía, del amor, y de tu anhelada, soñada y trasnochada verdad.
© José Francisco Romero

sábado, 11 de junio de 2022


¿ DÍAS GRANDES EN LA VIDA?

El teólogo y filósofo y erudito bíblico William Barclay -del que leí en su día un magnífico estudio del Nuevo Testamento en griego koiné o bíblico, por cierto-, dijo hace ya décadas la siguiente frase entre muchas otras, que corre hoy en día por las redes:

'Hay dos grandes días en la vida de una persona: el día en que nace y el día en que descubre para qué'


Y añado -a pesar quede quedarme muy grande la erudición de Barclay-:

La primera de estas dos aseveraciones posiblemente es la que suscitará mayor unanimidad en su certeza y en la prontitud de la llegada de ese 'gran día' por lo obvio (aunque es verdad que hay criaturas que bien podrían maldecir ese día por circunstancias muy abyectas e humillantes que les haya acaecido).

La segunda claro que también debe ser motivo de grandeza para la persona, aunque, en mi opinión, ya no se vislumbre tan fácilmente su logro. Me explico.

Por un lado, hay personas que no han echado los dientes y ya saben y encuentran un objetivo en la vida, un por qué deambular por este mundo; enhorabuena para ellos, aunque las vueltas que da la vida después les traiga posiblemente algún que otro mal rato, o no.

Por otro, estamos lo muchos otros que creyendo haber descubierto ese gran día, el paso del tiempo, que es uno de los 'viejos' más sabios que conozco, es capaz de ponerte en jaque, a pesar de la otrora seguridad que tenías en la consecución de ese gran día; te revuelve la cama y te la pone patas arriba y lo que era blanco resulta que ahora es negro, o peor un matiz de gris de los que hay diez mil.

Entonces pienso -luego existo, de aquella manera, pero existo, como dijere aquel-, que más que el día en que uno descubre para qué yo diría que un gran día es aquel en que 'temporalmente' descubre un para qué, pero con otra certeza, que es muy posible, mucho, que más adelante en esa carrera que todos corremos, te de la sorpresa de que donde dijiste digo, ahora digas diego, y el para qué se convierta en uno nuevo, más atractivo, más clarificador y más certero.

En fin, que eso de calentarse la cabeza, como habéis comprobado, seguramente es hoy por hoy ese para qué en el caso de este humilde escribidor que piensa, a ciencia cierta, que es más que posible, antes de que la parca llegue, que el para qué haya cambiado más que uno de calcetines en el invierno.

Ya veis, cosas que pienso yo antes de acostarme y que luego me dan la noche. Sin reírse, ¡eh!


© José Francisco Romero 

viernes, 29 de abril de 2022

Et tu, Bruto?

Cuántos seguro que habéis pasado por esto…
La historia no pasa y se acaba, se sigue cumpliendo una y otra vez porque nadie aprende por cabeza ajena de la inmensa maldad que se acumula en sonrisas amables y voces dulces, junto con promesas de riquezas fáciles, rápidas: siempre hay un precio que pagar detrás, siempre;
al igual que un padre enseña a sus hijos que el fuego quema, y estos nada más lo ven van corriendo a tocarlo, así de obstinado son algunos seres humanos que necesitan quemarse para darse cuenta que la apariencia luminosa y calórica del fuego no es más que un aviso de que no se debe uno acercar…
Bruto no lo creyó, apuñaló a su tío Cesar que tanto hizo por él para congraciarse con el populacho que lo incitó con la promesa de ingentes beneficios…
después lo mataron.
Así es la historia y más nos valdría a muchos aprender un poquito de ella…

© José Francisco Romero

  Y LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON...                                                                                                               ...