sábado, 11 de junio de 2022


¿ DÍAS GRANDES EN LA VIDA?

El teólogo y filósofo y erudito bíblico William Barclay -del que leí en su día un magnífico estudio del Nuevo Testamento en griego koiné o bíblico, por cierto-, dijo hace ya décadas la siguiente frase entre muchas otras, que corre hoy en día por las redes:

'Hay dos grandes días en la vida de una persona: el día en que nace y el día en que descubre para qué'


Y añado -a pesar quede quedarme muy grande la erudición de Barclay-:

La primera de estas dos aseveraciones posiblemente es la que suscitará mayor unanimidad en su certeza y en la prontitud de la llegada de ese 'gran día' por lo obvio (aunque es verdad que hay criaturas que bien podrían maldecir ese día por circunstancias muy abyectas e humillantes que les haya acaecido).

La segunda claro que también debe ser motivo de grandeza para la persona, aunque, en mi opinión, ya no se vislumbre tan fácilmente su logro. Me explico.

Por un lado, hay personas que no han echado los dientes y ya saben y encuentran un objetivo en la vida, un por qué deambular por este mundo; enhorabuena para ellos, aunque las vueltas que da la vida después les traiga posiblemente algún que otro mal rato, o no.

Por otro, estamos lo muchos otros que creyendo haber descubierto ese gran día, el paso del tiempo, que es uno de los 'viejos' más sabios que conozco, es capaz de ponerte en jaque, a pesar de la otrora seguridad que tenías en la consecución de ese gran día; te revuelve la cama y te la pone patas arriba y lo que era blanco resulta que ahora es negro, o peor un matiz de gris de los que hay diez mil.

Entonces pienso -luego existo, de aquella manera, pero existo, como dijere aquel-, que más que el día en que uno descubre para qué yo diría que un gran día es aquel en que 'temporalmente' descubre un para qué, pero con otra certeza, que es muy posible, mucho, que más adelante en esa carrera que todos corremos, te de la sorpresa de que donde dijiste digo, ahora digas diego, y el para qué se convierta en uno nuevo, más atractivo, más clarificador y más certero.

En fin, que eso de calentarse la cabeza, como habéis comprobado, seguramente es hoy por hoy ese para qué en el caso de este humilde escribidor que piensa, a ciencia cierta, que es más que posible, antes de que la parca llegue, que el para qué haya cambiado más que uno de calcetines en el invierno.

Ya veis, cosas que pienso yo antes de acostarme y que luego me dan la noche. Sin reírse, ¡eh!


© José Francisco Romero 

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